“Quedan millones de cosas por conseguir, hay una lista infinita...”, sostuvo Ainhoa, una de las centenares de miles de jóvenes que se dieron cita en la madrileña plaza de Cibeles para mostrar su apoyo por la igualdad. “Si no salimos nosotras a reclamarlas, nadie lo hará”, explicó con plena convicción, mientras al fondo se oían gritos de “Viva la lucha de las mujeres” o “Sin igualdad, no hay libertad”. Ainhoa, que trabaja en la Administración Pública, dijo sentirse afortunada por poder salir y manifestarse sin miedo a represalias, pero denunció que miles de muchas mujeres no pueden hoy faltar a su puesto de trabajo o dejar de hacer las cosas de casa porque nadie lo hará si no. “Y por ellas estamos aquí”.
Como Ainhoa, son muchas las mujeres -y también hombres- que ayer secundaron la primera huelga femenina de la historia de España. Concretamente, casi seis millones de trabajadoras y trabajadores se sumaron a los paros de dos horas por turno convocados por UGT y CC OO con motivo del 8 de marzo, Día Internacional de la Mujer, según datos difundidos por los propios sindicatos.
“Esta huelga marca un antes y un después en la lucha feminista, en la lucha por la igualdad”, aseguró el secretario general de UGT, Pepe Álvarez, en la manifestación de Cibeles. A su lado, el líder de CC OO, Unai Sordo, calificó el día como “histórico”, porque se está realizando “una huelga sin precedentes que marca un antes y un después en la lucha feminista”. Sordo se jactó de poder decir que la convocatoria está siendo “un éxito”. “Es muy importante este gran salto adelante que el discurso feminista ha dado en España este año”, dijo mientras los centenares de personas que se concentraban en la plaza bailaban al ritmo de Bebe, uno de los iconos en la lucha contra la mujer. “Hoy vas a ser la mujer que te dé la gana de ser. Hoy te vas a querer como nadie te ha sabido querer”, sonaba la canción por megafonía en un ambiente totalmente festivo.
“Esto lo teníamos que haber hecho hace cien años”, lamentaba María del Pilar, una pensionista de 68 años. Bueno, en realidad, ni siquiera pensionista, porque aunque ha trabajado nunca nadie cotizó por ella y, por tanto, tiene que vivir de la pensión de su marido. “¿Y qué pasará si él se muere antes”, se preguntaba, mientras asegura que “se nos ha discriminado en todo”. A su lado, un grupo de jóvenes maestras explicaba haberse sumado a la movilización porque “es muy necesaria”.
Realizado por José Antonio Hurtado Camacho
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