Artículo de Silvia Catalán publicado en Siquia
La llegada de los Reyes Magos, es una fecha muy esperada por todos los niños y niñas.
En algunas casas se repetirán escenas que forman parte de la memoria colectiva: las niñas abrirán cajas rosas de muñecas con vestidos, pinturas y complementos. Los niños abrirán cajas de construcciones, videojuegos y coches.
A pesar de que la sociedad está cambiando, los juguetes parece que se han quedado anclados, en muchos aspectos, en una sociedad de hace más de 20 años. Hoy en día la mujer trabaja fuera de casa, no se dedica únicamente al cuidado de la familia y a los quehaceres domésticos, que han quedado más o menos repartidos entre los miembros de la pareja. Por otro lado, las familias ya no son tan estereotipadas, hoy en día encontramos familias monoparentales, homoparentales, biparentales, con niños de acogida, con hijos adoptados, con hijos biológicos…
Si el modelo de familia ha cambiado, ¿por qué nos siguen vendiendo juguetes “para niños” y “para niñas”?
El juego simbólico
Los niños y las niñas imitan todo lo que ven. Asumen que lo que hacen sus padres, sus madres o sus familiares más directos, es lo que “se debe hacer”, y esto será así hasta que crezcan y tengan una cierta capacidad crítica como para cuestionar estos modelos.
Hacia los dos años de edad, los niños pasan de una etapa de exploración en la que tocan todo cuanto tienen a mano, a una etapa de juego simbólico, en la que inician los procesos de imitación. Entre los tres y los cuatro años, este tipo de juego será el protagonista en la mayoría de las ocasiones. Este tipo de juego requiere de imaginación y de un proceso de imitación de los adultos que les rodean.
Durante esta etapa se empiezan a marcar los roles de género. Normalmente las niñas tendrán más tendencia a imitar los patrones de comportamiento emitidos por sus madres, y los niños los de sus padres. Pero esto no es siempre así, ya que los niños y niñas están en contacto con muchos otros adultos que pueden ejercer una influencia más o menos significativa en sus comportamientos. Y la televisión y las películas son una gran influencia.
El reto de padres y madres es ayudar a que los juegos simbólicos representen un juego libre e imaginativo para sus hijos, alejándose de los roles tradicionales de hombres y mujeres. En realidad, si dejásemos a niños y niñas de entre 2 y 3 años en una sala llena de juegos de todos los tipos, veríamos como tanto ellos como ellas acabarían jugando tanto con casitas de muñecas como con coches de carreras.
El negocio de los juguetes para niños y para niñas
El momento más esperado por los niños y niñas, a juzgar por los anuncios de televisión, es el de tener entre sus manos los catálogos de juguetes de los grandes comercios para poder empezar a pedir todo aquello que les llame la atención.
Estos catálogos y, en general, la publicidad de juguetes fomentan, en muchos casos, la continuación del tradicional rol de hombre-mujer y la diferencia entre ellos. Es decir, parece ser que somos los adultos los que continuamos con esa cerrazón mental de clasificar los juguetes entre masculinos y femeninos.
Ahora algunos estaréis pensando: pero es cierto que los niños prefieren los coches antes que las muñecas.
Sí, claro que suele ser cierto. Pero no es una preferencia “natural” como nos quieren hacer pensar, es más bien una preferencia “ayudada”. Es decir, los niños han aprendido que en su rol de “hombre”, los juguetes que les tocan son los coches, los videojuegos… de alguna manera son los juguetes que hacen que se reafirme su rol masculino. Lo mismo pasa con las niñas.
El análisis de lo que nos explican los catálogos infantiles
Vamos a ver algunos ejemplos concretos. Hoy mismo he buscado en los catálogos de juguetes infantiles de esta Navidad, y no me ha costado demasiado encontrar ejemplos muy ilustrativos de lo que estamos hablando.
Veamos el primero.
En estas páginas podemos ver unos niños jugando con sus coches y trenes. Los colores de los juguetes, como los de las ropas de los niños, son muy vivos, de unos tonos oscuros pero brillantes, amarillos y rojos, básicamente.
Vamos a ver a qué juegan las niñas.
Aquí tenemos a las niñas. Cocinando, tomando el té, planchando y lavando la ropa… Roles tradicionalmente femeninos. Por supuesto, vestidas con colores rosas y suaves. A destacar en positivo: ninguno de los juguetes que aparecen en esta página son rosas, tienen colores más “neutros”.
Pero vamos a ver a qué juegan los niños y las niñas cuando están juntos.
En efecto, niños y niñas van en coche o en moto. Bien por ellos. Pero si nos fijamos con atención, veremos un hecho curioso: hay 8 niñas y 10 niños que aparecen en las fotos. De esas 8 niñas, sólo 3 conducen, una de ellas un coche rosa. Los 10 niños aparecen conduciendo. ¿Y las otras 5 niñas? De copiloto.
Es decir, el catálogo nos dice: ¡por supuesto las niñas pueden conducir! Pero si van solas. Si van acompañadas de un niño, será él el que conduzca.
Por supuesto, esto son sólo un par de ejemplos. Dejo que cada uno saque sus propias conclusiones.
¿Qué podemos hacer como padres y madres?
Es cierto que los medios de comunicación y los catálogos de juguetes, así como películas y cuentos infantiles, marcan un rol muy determinado, aún hoy, para niños y para niñas. Pero los padres tenemos algo que decir en la educación de nuestros hijos, y debemos hacerlo si queremos contribuir, con ello, a crear una sociedad más abierta y menos injusta.
Para facilitar esa tarea, aquí van algunos consejos.
1. Dejad que los niños escojan
Poned a su alcance todo tipo de juguetes, y de todos los colores posibles. Animadlos a que jueguen con todos ellos, y jugad vosotros también con ellos. Poco a poco irán escogiendo según sus gustos y preferencias personales.
2. Ofreced alternativas
Intentad que los cuentos que les explicáis o las películas que ven (esto último es un poco más complicado) no reproduzcan los estereotipos de género. Inventad cuentos en los que, por una vez, la princesa salva al príncipe, o en los que dos príncipes o dos princesas se enamoran, o en los que la mamá sale a buscar la comida y es el papá el que cuida de los bebés. Sed creativos y ofreced alternativas a los puntos de vista tradicionales.
3. Convenced a los que os rodean
Por supuesto, por mucho esfuerzo que pongáis como padres y madres en esta educación igualitaria, si la gente que os rodea os va a la contra no podréis conseguir demasiado. Convenced a abuelos, tíos, parientes y amigos de que vuestro hijo o hija puede jugar tanto con una pelota como con una Barbie, y pedid que, en la medida de lo posible, regalen juguetes desligados de un rol de género (un rompecabezas, un juego de mesa, un peluche que no sea rosa ni azul).
4. Elegid bien los juguetes
Los juegos deberían ir ligados a la edad o madurez del niño o niña, no a una preferencia de colores o de lo que creemos que le gustará. Lo mejor es dialogar con los niños y descubrir cuáles son sus intereses y en base a eso decidir qué juguetes comprar. Por otro lado, los juguetes deberían servir para desarrollar sus capacidades y habilidades, escoged los juguetes que más le ayuden a ello.
5. Sed coherentes
Estará muy bien que sigáis estos consejos, pero lo que más va a ayudar a vuestro hijo o hija a que crezca en un ambiente más libre de estereotipos de género será que vosotros mismos seáis un modelo de ello. Haced por demostrar que independientemente de si sois el hombre o la mujer, podéis fregar el suelo, tender la ropa, colgar una estantería o jugar a fútbol (por poner algunos ejemplos). Recordad que sois el espejo en el que se miran vuestros hijos.
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