viernes, 15 de septiembre de 2017

Pioneras, rebeldes, ¡Cigarreras!

CIGARRERAS DE TRIANA, SEVILLA
Mujeres que lucharon por sus derechos, independencia, por su libertad y por la de sus compañeras, hijas, nietas, por sus hermanas y por todas nosotras. Escritoras, periodistas, editoras, tejedoras, costureras, científicas, pensadoras, agitadoras, obreras. Librepensadoras, anticlericales, feministas. Mujeres a la vanguardia de una lucha propia y ajena que la historia y los que la escriben siguen empeñados en silenciar con oscuras intenciones. Y uno de esos oficios y de esas mujeres fueron las cigarreras.

CIGARRERAS DE LA REAL FÁBRICA DE TABACOS DE SEVILLA

Sevilla, Madrid, Alicante, Bilbao o Gijón fueron algunas de las ciudades que vivieron su lucha, siendo ellas las que inauguraron el movimiento obrero femenino en un país que por ser mujeres y obreras les daba la espalda.

ANTIGUA FÁBRICA DE TABACOS DE MADRID EN LA CALLE EMBAJADORES (1910)
A partir de 1828 comenzaron a organizarse para luchar por mejorar sus terribles condiciones laborales y aumentar sus irrisorios salarios, organizando legendarias revueltas y motines entre 1830 y 1842. Crearon las primeras Hermandades de Socorro Mutuo y consiguieron las primeras guarderías, escuelas y salas de lactancia dentro de sus fábricas.

FÁBRICA DE TABACOS DE SEVILLA (GONZALO BILBAO, 1915)

La autogestión era lo suyo; en el lugar de trabajo todas las labores recaían sobre ellas. Unas guisaban, otras barrían, en cada taller había varias lectoras de noticias y entre todas las compañeras abonaban el tiempo de trabajo perdido (como cuenta Emilia Pardo Bazán en La Tribuna).

FOTOGRAFÍA DE UN GRUPO DE CIGARRERAS (1905)

Despreciaban y se enfrentaban a los agentes de policía con bravura, lo mismo que a la Iglesia y sus poderes. Rechazaban el matrimonio y fueron las primeras en afiliarse a clubs republicanos y librepensadores de mujeres.

Las cigarreras, unas Rebeldes Periféricas del siglo XIX, como se titula el magnífico libro de Ana Muiña (La Linterna Sorda, 2008) en el que cuenta la historia de todas esas mujeres rebeldes, salvajes, valientes y revolucionarias, nuestras antecesoras, que no podemos olvidar. ¡Vivan las cigarreras!

CIGARRERA FUMANDO (ANÓNIMO, 1880)

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